miércoles, 2 de noviembre de 2016

Verano agónico

Empezaba el verano, y un calor húmedo y sofocante envolvía la atmósfera,no obstante quise cerciorarme si debía dar crédito a mis propios sentidos,de los que en cierto modo, dada mi situación dudaba.
Sentada en las silla de la sala ,entablé conversación con un hombre calvo,sentado a mi diestra;le había estado observando disimuladamente, pues parecía estarse batiendo consigo mismo en ese típico diálogo interior,dónde uno acaba hasta haciéndose trampas a sí mismo,a fin de tomar la decisión deseada,aún a sabiendas de que no sea la más acertada.
-Hace un calor horrendo, -dije-.El calvo pareció salir de su ensimismamiento ,me miró como si acabase de percatarse en ese mismo instante de mi existencia y tardó unos segundos en contestar; supuse que el tiempo que tardó en ubicarse en la realidad.
-Si, y la humedad aumenta esa sensación ,es lo que tiene vivir en la Costa.
Ambos nos habíamos respondido y él parecia haber hallado la fórmula para mantenerse pegado a la silla.
Un sudor frío comenzaba a atenazarme la nuca, y no dejaba de parecerme curioso,que ahora era yo quién trataba de engañar a aquel hombre,fingiéndome presente,cuando realmente mi espíritu empezaba a ausentarse ,aún en contra de mi propia voluntad.
Trataba de mantener el tipo,cazando alguna palabra al vuelo que me permitiese mover la cabeza con coherencia en una u otra dirección,quería centrarme en el calvo del cual ni siquiera su nombre sabía,a fin de evadirme de esa sensación tan desagradable que me embargaba; pero mi cerebro empezaba a trabajar de forma autónoma,dejándome a mí sin opciones.
Dejé de percibir el tiempo tal y cómo lo conocía y entré en una vorágine de sensaciones que me impelían con fuerza a la huida o la lucha.
Décimas de segundo y estaba en plena batalla. No identificaba a enemigo alguno,pero sentía su inequívoca presencia.
Tenía una cita, una cita a la que no podía fallar.
-Aquí me quedo, aquí me muero,pero tú no me vuelves a tocar.-grité con una voz que no parecía la mía.
Mis piernas amagaron con cruzarse en un acto meramente mecánico,pero algo obstaculizaba el que pudiesen llegar a conseguirlo del todo.
Me pareció oir en la lejanía una serie de improperios que parecían dirigidos a mi persona. No me importaba, sólo buscaba unos ojos, una mirada,que finalmente encontré,asombrada,rabiosa pero que sin dudar leyó en la mía.Vi como se sacaba los guantes con ira y cómo mascullaba algo entre dientes que ni siquiera me esforzé en entender.
Acto seguido volví a ausentarme del tiempo,ya que ni podía ni hubiese querido detenerlo.
Desperté y vi unos ojos enormes que me observaban desde un gorrito blanco, los papeles parecían haberse invertido,ese ser había llegado antes a la cita que yo y a pesar de mí.
En cierto modo carecía de importancia quién hubiese llegado antes e incluso la forma violenta en que se abrió camino,hasta el miedo agarrado a mi nuca había jugado a favor. Nos había salvado a los dos,haciendo posible que el instante de esa nueva vida fuese menos traumático.
Un dolor físico, inenarrable me hizo tomar conciencia de la titánica lucha que había tenido lugar .Heridas de guerra sin duda,que el propio tiempo se encargaría de cicatrizar.
Mi instante seguía su curso  al igual que el de un río,sabedor de su destino.
Todo estaba bien.



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